Fotografía y diseño: José Valiente Tejado
Fecha de solicitud: 28-05-09
Fecha de aprobación: 28-05-09
Primer día de circulación: 02-06-2009
Tirada: 225 sellos
El castillo de Feria se encuentra en la provincia de Badajoz, en un extraordinario punto de observación desde donde se domina la localidad de Feria, situada en el llano y, desde donde se obtiene una amplia panorámica que se extiende muchos kilómetros a la redonda.
Feria fue entregado a Lorenzo Suárez de Figueroa de manos de Enrique IV, quien además le otorgó el título de Conde. En época de Felipe II se elevó el rango de la familia y le fue concedido a Don Gómez Suárez de Figueroa el título de Duque.
Lo más importante del conjunto fortificado debió ser promovido por Lorenzo Suárez de Figueroa, según puede deducirse por la presencia de las armas de Figueroa y los Manuel que se representan en sendos escudos heráldicos que campean en la torre semicilíndrica del recinto, que son asociados con el mencionado Lorenzo Suárez de Figueroa y con sui esposa María Manuel. Al menos esta torre y el conjunto del recinto debieron ser construidos antes de 1461, fecha en que fallece este personaje, que también fue constructor del castillo de Zafra y de parte del de Nogales. Posiblemente sus descendientes y herederos pudieron terminar la fortaleza construyendo durante el último tercio del mismo siglo XV la gran torre de Homenaje que se eleva en el centro.
El recinto amurallado con un trazado irregular, está jalonado por torres o cubos redondos y prismáticos. En el interior se levanta otro muro transversal que a modo de muralla diafragma divide el cuerpo principal del castillo en dos partes.
En el medio de la muralla diafragma se alza la torre de Homenaje, prismática de base cuadrada y con chaflán curvo en las esquinas. Con independencia del gran volumen y contundente presencia de la torre, no faltan los detalles constructivos de apreciable elegancia. Como los finos enmarques y recercos de algunas de sus ventanas, la puerta de entrada gótica, con un arco mixtilíneo cuyos vértices se rematan con rosetas y, sobre todo, la cornisa volada sobre canecillos que se sirven de coronamiento y donde se sustentaría el almenaje, asó como el matacán redondo sobre cuidadas filas de ménsulas escalonadas de diferente trazado.
Como la parte inferior de la torre es maciza, se organiza un sistema de acceso de apreciable interés en lo que a seguridad se refiere ya que la entrada se realiza a través del andén de la citada muralla transversal, desembocando en la planta segunda que aquí actúa como principal, desde donde se facilita bajada al primero y subida al tercero y desde éste al cuarto piso y luego a la terraza.
Creemos que desde el piso inferior debía de haber algún acceso a lo que ahora está macizado y que en un principio serviría de ubicación a un aljibe o mazmorra como solía ser costumbre y puede verse en otras fortalezas medievales.
Dadas las grandes dimensiones de todas estas plantas, se hallan debidamente compartimentadas y dotadas de distintos servicios: letrinas, chimeneas, cocina…
Feria fue entregado a Lorenzo Suárez de Figueroa de manos de Enrique IV, quien además le otorgó el título de Conde. En época de Felipe II se elevó el rango de la familia y le fue concedido a Don Gómez Suárez de Figueroa el título de Duque.
Lo más importante del conjunto fortificado debió ser promovido por Lorenzo Suárez de Figueroa, según puede deducirse por la presencia de las armas de Figueroa y los Manuel que se representan en sendos escudos heráldicos que campean en la torre semicilíndrica del recinto, que son asociados con el mencionado Lorenzo Suárez de Figueroa y con sui esposa María Manuel. Al menos esta torre y el conjunto del recinto debieron ser construidos antes de 1461, fecha en que fallece este personaje, que también fue constructor del castillo de Zafra y de parte del de Nogales. Posiblemente sus descendientes y herederos pudieron terminar la fortaleza construyendo durante el último tercio del mismo siglo XV la gran torre de Homenaje que se eleva en el centro.
El recinto amurallado con un trazado irregular, está jalonado por torres o cubos redondos y prismáticos. En el interior se levanta otro muro transversal que a modo de muralla diafragma divide el cuerpo principal del castillo en dos partes.
En el medio de la muralla diafragma se alza la torre de Homenaje, prismática de base cuadrada y con chaflán curvo en las esquinas. Con independencia del gran volumen y contundente presencia de la torre, no faltan los detalles constructivos de apreciable elegancia. Como los finos enmarques y recercos de algunas de sus ventanas, la puerta de entrada gótica, con un arco mixtilíneo cuyos vértices se rematan con rosetas y, sobre todo, la cornisa volada sobre canecillos que se sirven de coronamiento y donde se sustentaría el almenaje, asó como el matacán redondo sobre cuidadas filas de ménsulas escalonadas de diferente trazado.
Como la parte inferior de la torre es maciza, se organiza un sistema de acceso de apreciable interés en lo que a seguridad se refiere ya que la entrada se realiza a través del andén de la citada muralla transversal, desembocando en la planta segunda que aquí actúa como principal, desde donde se facilita bajada al primero y subida al tercero y desde éste al cuarto piso y luego a la terraza.
Creemos que desde el piso inferior debía de haber algún acceso a lo que ahora está macizado y que en un principio serviría de ubicación a un aljibe o mazmorra como solía ser costumbre y puede verse en otras fortalezas medievales.
Dadas las grandes dimensiones de todas estas plantas, se hallan debidamente compartimentadas y dotadas de distintos servicios: letrinas, chimeneas, cocina…
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