TRUJILLO


Fotofrafía: Chuty (Trujillo)
Diseño: Isidoro Flores
Fecha de solicitud: 2-01-09
Fecha de aprobación:8-01-09
Primer día de circulación: 20-1-2009
Tirada 275 sellos




Sobre el cerro denominado “Cabeza de Zorro”, la zona más elevada del promontorio trujillano, se levanta el castillo o alcazaba, cuyos muros cierran el perímetro de la muralla trujillana por el flanco noreste de ésta. Inaccesible por dicho flanco, dado lo escarpado del terreno, el ingreso al castillo por las puertas del mismo exigía primero superar las puertas de la muralla.

Liberada definitivamente la villa en 1232, el castillo mantendría después de la Reconquista su estructura original, hasta las reformas y añadidos que experimenta en el siglo XVI. No obstante el consistorio trujillano veló siempre por la conservación de la fortaleza. En el siglo XIX, y después de los deterioros que sufrió a consecuencia de los conflictos bélicos decimonónicos, el castillo pasaría a manos de particulares. Declarado monumento a principios de este siglo, el ayuntamiento vuelve a adquirirlo en 1929.

La planta de la fortaleza dibuja dos espacios principales. Es uno de ellos la alcazaba propiamente dicha, de planta casi cuadrada, cuyo perímetro jalonan ocho torres, cuatro de estas se alojan en las esquinas, dos en el medio de los flancos este y oeste, y otras tantas defienden dos puertas a través de las cuales se accede al interior. Una de estas puertas, concretamente la situada al norte, comunica el recinto citado del castillo con el albarcar del mismo que, fechado tradicionalmente en los siglos XIII y XIV, la mayor parte de los estudiosos de este tipo de fortificaciones lo consideran coetáneo con el resto del castillo; se trata de una construcción de planta poligonal irregular que, al igual que el alcazaba en sí, está protegida por torres macizas, regulares y poco salientes. Además de éstas, defendían estos dos espacios cuatro torres albarranas de idénticas características, de las cuales las que protegían el frente occidental del castillo debieron estar unidas a lo alto de éste por arcos o puentes hoy desaparecidos; las otras dos torres, situadas en los extremos noroeste y sureste del conjunto fortificado, se unen a éste a través de unas largas corachas.

Adosado al primer lienzo occidental del alcázar y a una de las dos torres albarranas del mismo frente de la alcazaba, se levanta un baluarte poligonal, cuya mayor anchura de muros – tres metros y medio, por los dos metros del resto del castillo – y el sistema de cubierta interior del mismo – bóveda rebajada sobre dos arcos también rebajados – sitúan su origen en fechas posteriores a las del resto del conjunto, datando posiblemente del siglo XVI.

La totalidad del perímetro almenado de sus muros está realizado a base de mampostería, empleándose el sillar, en algún caso de considerable tamaño, en determinadas zonas de los paramentos y en las esquinas. Algún historiador ha pensado en la posibilidad de que los grandes sillares sean procedencia romana y que fueran reutilizados para cimentar la edificación. Entre dichos sillares, dispuestos en hilada en las zonas inferiores de los lienzos, aparecen fragmentos de ladrillo y pizarra para nivelar aquellas.

En el interior del recinto del castillo propiamente dicho se conservan dos aljibes adosados. Uno de ellos, de planta rectangular y fábrica de mampostería y ladrillo, dispone de dos espacios que cubren con bóvedas de cañón y se comunican por dos arcos de medio punto que apoyan sobre una columna. El segundo de planta irregular en forma de L, cuyo primer espacio está constituido por dos naves cubiertas con bóvedas de cañón y compartimentadas por dos arcos de medio punto, mientras que otros tres comunican aquellas.

Por último es necesario referirse a la ermita que el siglo XVI se construye en el espacio del albacar. Dedicada a la advocación de San Pablo, se trata de una sencilla edificación de cabecera poligonal y nave única compartimentada en tres espacios por arcos apuntados y cubierta con bóvedas de cañón con lunetos.